viernes, 3 de junio de 2016

Frances Ha, de Noah Baumbach

Me propuse ver esta película con la absurda idea de que era una de las primeras de su director, no sé por qué. Hace algunas semanas había disfrutado bastante con su más reciente "Mientras Seamos Jóvenes" y había leído críticas y comentarios que me hicieron venir ganas de ver "Frances Ha". 

Bueno, pues no. No es de las primeras películas de Baumbach, porque cuando la hizo ya llevaba dirigidas unas cuantas. Pero es que en el momento en que empecé a verla no sólo me dio la sensación de estar ante un ejercicio primerizo, sino que todo en ella me retrotrajo a los años noventa: el blanco y negro como sublimación de lo "indie", la propia trama (o la ausencia de ella, que también es común en estos casos), los personajes, etc. Y resulta que la película es del año 2012. Total, que me pasé bastante rato viendo la peli con el ceño fruncido. 

Dicho lo cual, ¿merece la pena? Pues qué quieres que te diga... Yo no he terminado de ver demasiados motivos para recomendarla y mucho menos para ensalzarla del modo en que lo han hecho algunos críticos y bastantes espectadores. Todo en esta película me transmite una sensación de "deja vu", de pretendida naturalidad que en ningún momento deja de resultar impostada y anacrónica. La propia naturaleza del personaje principal, interpretado por la co-guionista Greta Gerwig, es otra especie de criatura de Frankenstein que parece hecha con pedazos de muchas antiheroínas torpes-pero-divertidas de filmes precedentes, sin obviar la recurrente pátina de "woodyallenianismo", que siempre viste mucho. 

Algo que tiene mucha importancia aquí, como son los diálogos, que en la aludida "Mientras Seamos Jóvenes" son verdaderamente graciosos por su excentricidad, en ésta parecen metidos con calzador, resultando que en lugar de "raros pero divertidos" suenan "raros pero raros".

Hombre, yo no digo que todo en la película apeste. Algo de la brillantez de Baumbach sí encontramos en el guión, como el viaje de la prota a París, las circunstancias en que se produce, cómo se desarrolla y cómo termina. Pero son momentos que aparecen con cuentagotas. 

Y si el interés que me ha despertado la protagonista es entre mediano y nulo, no digamos ya el del resto de personajes, con mención especial para su amiga íntima: un auténtico pegote sin el menor atisbo de personalidad o riqueza. Especialmente absurda está en una secuencia en la que aparece completamente borracha, porque su modo de comportarse es exactamente igual de forzado y falso que cuando está sobria.

En fin, yo creía que a estas alturas el cine independiente a la americana debía ofrecer algo más, una vez superados sus postulados iniciales. Pero por lo visto, todavía hay quien hace palmas con las orejas cuando le ofreces lo mismo de siempre, pero regurgitado y con olor a pasado de fecha. ¿Alguien dijo postureo? Voto por ello.

Al final no sé si me resulta más deprimente haberme pasado 85 minutos intentando encontrarle la gracia a esta nadería, o descubrir que coincido en algo con Carlos Boyero.

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