viernes, 27 de mayo de 2016

El Milagro De Morgan Creek, de Preston Sturges

La screwball comedy, independientemente de su calidad, es lo que tiene: o es, o no es. Igual que los westerns. Cuesta mucho encontrar un filme actual que pertenezca a uno de esos géneros y no parezca un pegote, algo postizo. Influye la dirección, influyen el guión y los diálogos, influyen los intérpretes... pero hay algo más, algo afortunadamente intangible que no resulta sencillo extraer en el análisis. Es como si cada fotograma contuviese un hálito especial, fruto de la época, para bien o para mal, y no reproducible en laboratorios. Me da igual que sean los Coen quienes lo intenten: No-es-lo-mismo.

El Milagro de Morgan Creek no es lo mejor de Sturges y en muchos aspectos ha quedado bastante desfasada. En otros, sin embargo, resulta audaz en estos tiempos de corrección política. Sus protagonistas no han pasado a la historia en un primer nivel de presencias del cine clásico. Y sin embargo, una vez vista, resulta imposible imaginar a otros intérpretes que pudiesen hacerlo mejor. A Betty Hutton la recordamos de muchas otras apariciones, y evidentemente su vis cómica ha pasado a ocupar su pequeño espacio en las cinematecas, pero Eddie Bracken no tanto, es un actor que, por condiciones, podía perfectamente haber llegado a trascender al mismo nivel que un Mickey Rooney e incluso un Jerry Lewis, pero que por algún motivo se quedó anclado en los años 40 y de allí no se movió.


Pues nada, que he disfrutado con esta historia de chica-se-queda-embarazada-de-un-soldado-desconocido y consiguientes enredos a los que se ven arrastrados todos los habitantes de su localidad y en especial su novio, su padre (maravilloso William Demarest), su hermana pequeña, etc. Si has visto las más conocidas de directores como Preston Sturges, siempre es un gustazo descubrir (o re-descubrir) aquellas obras suyas que no has visto tantas veces, pero que contienen toda la esencia de su talento.     

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